sábado, 4 de septiembre de 2021

“Los revuelos de Esteban” Marcelo Daniel Sosa

Primer Premio en Narrativa para el trabajo titulado “Los revuelos de Esteban” Autor: Marcelo Daniel Sosa, Localidad Tres Algarrobos, Provincia de Buenos Aires
Certamen Auspiciado por este circulo y la Alianza de poetas & Escritores

Los revuelos de Esteban

Desperté. Comencé a abrir los ojos y vi el techo blanco. Comencé a bajar con la mirada y las paredes estaban del mismo tono, las puertas, las ventanas y también las cortinas. Me invadió la sensación de realidad, que en vano intentaba esconder,
seguía aislado en el hospital. Llevaba varios días, con diferentes síntomas que me retenían. Esa mañana era como todas las últimas mañanas, cerca de las seis,control de rutina, con la esperanza que hubiera alguna mejoría que se me negaba como un amor no correspondido. A las siete el desayuno, a pesar de los dolores,
me sentaba cómodo, prendía el televisor y desayunaba. Mi mente se fue en un viaje por una plaza que mostraban en las noticias, me quedé levitando en su verde césped, su colorado pedregullo en los caminitos, imaginando respirar su aire puro y el estar con
mi familia compartiendo un picnic en ese preciso lugar. Pero el informante no dejaba de hablar de lo malo ocurrido allí. El reflejo de mi vista me advirtió la entrada de una pequeña silueta en la habitación. Me dije: - es imposible en un hospital- y apago ese
aparato de resilencia. Me acosté poniendo cuidado de no sacar ningún aparato, tomé un libro y comencé a leer, a la espera de la visita médica. Cada tanto pensaba si era posible que un ser muy extraño hubiese pasado los controles del lugar.
Imposible. Mi terquedad, me hizo levantar y comenzar una exhaustiva búsqueda por el baño, el guardarropa, la habitación, y nada. -¡Ya te voy a encontrar travieso! Me dio gracia mi imaginario y volví a la lectura hasta dormirme. Me despertó el médico y
comenzó con su revisación junto con las enfermeras, todos los resultados eran más de lo mismo, no se veían mejorías. Cuando el médico comenzó a explicar cómo seguiríamos, lo vi en sus zapatos y se me escapó una sonrisa. Todos me miraron
raro y tuve que hablar -Doctor, Esteban le está desatando los cordones de susmzapatos-. Sus ojos me miraron sorprendidos, y mi sonrisa se convirtió en carcajada, tanto, que me hizo doler la panza. Le expliqué entre suspiros, para recuperar el aire,
que Esteban en realidad era un grillo.
Comenzaron a buscarlo y no pudieron encontrarlo. Seguro, yo tampoco pude en la primera. Mucho no me creyeron, pero se fueron sonriendo. Desde ese momento mi cuerpo comenzó a tener una leve mejoría. Esteban fue tomando a cada hora más
confianza y me alegraba tenerlo de compañía. Esa noche cantó en el pasillo donde estábamos los internados. Lo hizo con todas sus fuerzas y de la mejor manera. Lo cómico fue al otro día, todos hablaban de él, la de la habitación 2 decía que era un
enviado del Señor que nos llevaba salud para nuestra mejoría, la de la 5 más incrédula y realista decía que era un grillo que nos traía suspiros de vida que juntan para los enfermos, el de la 8 decía que venía en representación de la naturaleza para darnos esperanzas y en la 7 estaba yo llenando mis pulmones de tan lindas
palabras. Vino el médico a mi revisación y me trajo sus “quejas” : ¡lindo revuelo me armaste en el hospital!”, a lo que le contesté -
iYo no, es mi amigo, el grillo Esteban! 
Y los dos reímos mientras me controlaba. Pasaron los días y nadie con certeza vio a Esteban pero todos hablaban con él, menos el personal del hospital, decía Doña Tota de la habitación 11, porque lo iban a espantar. ¡Que cante! decía mi doctor,
“parece que es como dicen, llegó a dar buenas noticias”, “todos se están curando a pasos agigantados”, lo único malo es que sólo le agradecen a Esteban. Le agarré fuerte la mano al doctor y le dije: - ¡y a usted!, no se ponga celoso-. Nuevamente otra
revisación terminó en risa y la promesa del alta. Y así fue, en los días venideros todos fuimos recibiendo el alta, no quedando enfermos en el hospital. Se dicen muchas cosas sobre lo sucedido, fue gracias a Esteban, el grillo espantavirus, fue el ángel, la naturaleza, la conexión a la vida. Cada cual dice su propia respuesta y todas ellas creo que me curaron a mí. Mucho tiempo después me crucé con mi médico, afuera de un almacén, después de las preguntas de rutina y de reírnos de lo sucedido aquella vez, me preguntó qué era lo que yo leía en el hospital. –Shhh, es
un secreto y como tal, ustedes también lo tienen que guardar. Cuando me iban a internar, tomé un libro de uno de los pasillos del hospital, que tenía un apartado que #hablaba de los beneficios del canto o grillar del grillo, como así también como imitar
su sonido…

A todos los escritores Participantes en el Concurso, lea Aqui LOS GANADORES

2 comentarios:

Unknown dijo...

Excelente creación!!! Felicitaciones.Saludos cordiales.

Salgado Publicaciones dijo...

Muchas gracias por su comentario

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