¿En dónde radican nuestros males como sociedad?
Columna de Opinión por Nicolas Aguerre*
Sin mayores Preámbulos iré al punto convocante: ¿Por qué tardamos “ tanto” en despegar? ¿Por qué nos cuesta tanto alcanzar el “bendito y ansiado” desarrollo?
Hay quienes dirán que es culpa de la Economía. Que la Administración Pública (Gobierno) ha realizado administraciones ineficaces e irrazonables de los bienes que poseemos como sociedad a través del tiempo. Otros, fundamentaran la respuesta alegando que los métodos usados, por ser deficientes, no llegan a satisfacer las necesidades humanas materiales. Y si, algo (o mucho) de esto puede haber...
Sin embargo, y con énfasis, otros tantos aducirán que la Política es la madre de todos nuestros males como sociedad. He aquí una cuestión: Según la Real Academia Española (en adelante, RAE) una de las definiciones de política es, “actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos”, pero según otra definición de la RAE, política es la “actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo”. Como bien se puede apreciar, según este segundo significado de política, con el mero acto de opinar -cosa que prácticamente todos hacemos- uno pasa a actuar en política. A que voy con esto? A que ya muchos (por no decir todos los adultos) pasamos a ser responsables cuando se hace referencia a que la culpa es de el política (lisa y llanamente).
Si hay mediocridad (que la hay) en aquellos que “hacen política” (los profesionales), lo es tanto como la que se puede apreciar por ejemplo, en nuestros Hospitales, Destacamentos Policiales -en donde abunda el personal administrativo y se carece de técnicos especialistas idóneos necesarios-, Escuelas o Juzgados.
Yendo más a fondo, en nuestro sector privado veremos los mismos vicios: muchos Empresarios prebendarios, buscando amigos en los gobiernos, privilegios y favores en vez de perseguir su propia perfectibilidad; En vez de ser más competitivos logrando mejoras en sus productos/servicios. También, empleados calculadores o especuladores de esfuerzos y cuenta propistas que solo piensan en ellos al grito de Sálvese quien Pueda!!, avalando –con sus prácticas- la hipótesis que sostiene que somos una sociedad de sobrevivientes y que por ello está justificado, en caso de ser posible, no pagar un solo tributo.
Siguiendo; Luego suena creíble y abarcativo exclamar que de lo que carecemos es de Educación. Que allí anidan las raíces (causas) de nuestras bastas penurias. Volvamos al diccionario -siempre viene bien-: Educación: “Instrucción por medio de la acción docente” (definición reducida) o “Crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes” (definición amplia). En la segunda cae/entra la familia, los padres. Ya pienso nos vamos acercando a destino. Ya cada vez más actores de la sociedad son protagonistas y no espectadores de nuestra realidad como sociedad.
Así es como al fin arribó a donde intuía debía estar desde un primer momento: la Cultura.
Cultura (cultivo): “Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.”. Y la breve y directa es, “Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico”.
Ahí veo esta nuestro quiebre, nuestra gran falencia. Ahí si que estamos vulnerables, flojos, débiles; Mal. Al no contar con grandes conocimientos, no poseemos juicio crítico. Nos falta juicio propio. Así es como nos cuesta distinguir lo principal de lo accesorio, somos altamente persuasibles e influenciables. Es decir, compramos espejitos de colores y creemos y confiamos por conveniencia en recetas mágicas de poco vuelo pero de rápida -aunque a su vez corta y mala- satisfacción.
Puede que sea por esto que no sepamos diferenciar cuestiones que hacen al largo plazo y que por ende nos lleve tanto esfuerzo comprender que los resultados no serán inmediatos, pero que hay que comenzar a hacerlos en algún momento (más vale tarde que nunca) y que ese momento es ahora. Apremia. Urge.
Una sociedad culta es aquella que exige mejoras en las prestaciones estatales. Ya sean de Salud (Hospitales), Seguridad (Policías), Justicia (Jueces), Educación (Maestros y Profesores), debido a que saben -mediante su juicio crítico- que eso hace al verdadero progreso y bienestar.
Es por esta “poca” cultura que tampoco nos percatamos de que hay cosas que son de forma y otras tantas de fondo. Las fotos lindas, los grandes discursos (tan solo palabras) o las recorridas amigables no son sinónimos de hacer por el prójimo. En cambio, las obras públicas de infraestructura si lo son (forma-fondo).
Ahora bien, tengamos paciencia para entender que los conocimientos que precisamos para desarrollar un juicio crítico serio, adulto, coherente, conlleva tiempo. Tiempo pero a su vez trabajo, en su difusión, divulgación. Saber que las costumbres (ej. Viveza criolla, de la mala, de la tramposa) y los modos de vida (ociosos, en algunos casos) no se cambian de un día para otro. Es una batalla que se ha de librar día a día, paso a paso. Que incluye a la escuela, pero que va más allá de que esta genere valores sanos, o consiga transmitir conocimientos técnicos y prácticos como lo son los derivados de las ciencias naturales/exactas. Esto incluye a todos y cada uno de nosotros. Debemos pretender crecer y madurar desde lo personal tanto como desde lo colectivo. Ir por más. Aprender. Mejorar. Tomar, pero mas que tomar, absorber buenos ejemplos dignos de imitar de otras sociedades de las que supimos estar a la par y que hoy forman parte de las desarrolladas (Canadá, Australia, Nueva Zelanda, entre otras).
Desarrollemonos desde la humildad del sabio. Conscientes de que el camino será largo y dificultoso, pero que debemos comenzar a desandarlo de una buena vez.
Dejemos de buscar atajos con humos de progreso y sentemos las bases para el largo plazo cultivándonos y entendiendo que lo rápido y fácil no sirve. Como diría Ortega y Gasset, Argentinos, a las cosas. Manos a la obra y a trabajar!
Ah, se me olvidaba, por Desarrollo la RAE entiende “La evolución de una economía hacia mejores niveles de vida”.
Nicolas Aguerre*
Curso sus estudios en Escuela de Educación N°1 y en la Universidad de Buenos Aires
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